Lo que nos une es la necesidad, necesidad de (lo que consideramos la función principal del artista): COMUNICAR
y comunicar de la mejor manera que sabemos hacerlo; a través del arte, llevando a la calle y acercándole a la gente lo que no puede ver (o elige no hacerlo): la realidad
Una realidad colmada de nuestra forma particular de pensar el mundo, de manera cruda algunas veces, pero creemos que hay cosas que NO DEBEN teñirse de rosa
Con la esperanza de q los espectadores dejen en algun momento de serlo...

9/7/11

Nota en QHED

Dos compañías de danza y teatro independientes de La Plata, integradas por artistas comprometidos que siempre apuestan al contenido social y/o político en sus presentaciones, ofrecieron su propia mirada del proceso dictatorial que se vivió en nuestro país en la década del 
´70 y, en forma más general, del fenómeno del abuso del poder y la violencia.

Esta es una obra que se gestó durante muchos años y que en su proceso fue cambiando de 
forma a medida que evolucionaba y cobraba vida en cada uno de los intérpretes.  En un 
principio solamente era de danza con pequeñas intervenciones de un actor, pero a medida que 
cobró intensidad fue surgiendo la necesidad de la palabra, el movimiento mínimo y la formación de distintos cuadros separados. 

Durante aproximadamente media hora, un locutor en vivo intercala diversas reflexiones 
acerca del abuso de poder, la violencia y el vínculo que se genera entre la víctima y su victimario, con relatos de casos de torturas y detenciones en centros clandestinos durante la última dictadura militar.  Entre uno y otro se suceden pequeños cuadros de actuación y movimientos que representan algunos de esos testimonios, como si cobraran vida las páginas de un libro que uno está leyendo, todo repartido entre las distintas habitaciones del lugar, a lo largo de las cuales el público se desplaza siguiendo las indicaciones del conductor.  

Fue presentada en el espacio Tahuma, una casa antigua de habitaciones de techos altos, ventanas chicas y pasillos angostos que se transformó en el escenario ideal, y el público que se iba 
moviendo al compás de los cuadros parecía un grupo de fiscales a cargo de alguna investigación… miraba cada rincón, cada escena, cada puerta…  este detalle pareció generar otro compromiso entre los presentes.

La obra en general es muy visual, impactante; explícita pero sutil a la vez, sin caer en lo grotesco.  Resulta muy fuerte el contraste entre la locución inexpresiva, monocorde, impertérrita y la desesperación de las mujeres en cada uno de los cuadros.  Provoca muchas sensaciones, moviliza, es un golpe bajo para el cual hay que estar algo prevenido porque sorprende.  El público salía 
temblando, llorando, “duro”.

La música, la luz, el vestuario y la ambientación general es tenue, secundaria; nada sobresale pero todo es un condimento estratégico que se ensambla muy bien con el conjunto.

Las interpretaciones son, sin dudas, uno de los puntos más destacados. Verdaderamente se expresan, dicen denuncian.

El mensaje final: “prohibido olvidar, mirar” porque aún hay desaparecidos en democracia, porque el abuso de poder es contemporáneo

gentileza de Mercedes Tonelli y QHED
www.quehayendanza.com.ar


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